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Catalina de Erauso (et al), la Monja Alférez

Lugar de origen: España

Fechas: Siglo de Oro Español

La historia de Catalina de Erauso (1) ya advertimos, parece ficción, pero no lo es: identificada como mujer al nacer, tomará nombre y apariencia de hombre durante casi toda su vida. Asesinatos, huidas in extremis de la justicia, líos de faldas, problemas con el juego, engaños... todos estos son los ingredientes que componen la vida de Catalina.

Hija de militar, será la pequeña de varios hermanos. Tal y como se solía hacer en la época por parte de las clases acomodadas, su familia la ingresó en un convento para que tomara los hábitos de monja, cosa que nunca llegó a hacer pues pronto sintió que las cuatro paredes del convento no eran lo suyo, así que con quince años y vistiendo ropas de hombre, huyó de su suerte. A partir de este momento, Catalina ya habrá adoptado la apariencia e identidad masculina de la que no se deshará hasta el fin de sus días. 

Vivirá varios años al norte de la península, en el País Vasco y Navarra e irá acumulando trabajos varios. Cuenta en las memorias, varios episodios de lo que hoy llamaríamos LGTBIfobia como por ejemplo una vez que fue encarcelada durante un mes por haberse defendido a pedradas de unos jóvenes que la insultaron. Esta no será la única vez que acabe en la cárcel pero sí quizás la más injusta.    

Después de este periodo, viajará a "hacer las Américas" buscando quizás fortuna o simplemente, nuevas aventuras. ¡Y vaya si las consiguió! En Perú, donde se estableció, llegó a ser encargada de unos almacenes de comercio. Pero Catalina, quien como sabemos debía tenía un carácter muy fuerte, y acabó con problemas de juego, deudas... y no solo eso, también acabó con la vida de varios hombres en alguna que otra trifulca. 

Para evitar ser capturada huye a Lima donde entrará a trabajar en un comercio. Allí vivirá, según explica ella misma, una aventura con la hija de su jefe quien para más inri las pilló en plena faena, siendo casi automáticamente despedida. Optará por la vida militar, en esta ocasión marchando a Chile a luchar contra los indios mapuches donde permanecerá cuatro años. Allí conseguirá el cargo con el que se la conoce en la actualidad: alférez.

Pero su vida siempre estuvo plagada de episodios truculentos: más duelos, más problemas con el juego, dos promesas incumplidas de matrimonio y más muertes. Todo ello con Catalina vestida de hombre y utilizando nombres de varón que variará de cuando en cuando. En Potosí luchó de nuevo contra los nativos americanos, se licenció y marchó a Sucre de donde, tras un ajuste de cuentas en el que rajó la cara a una mujer como venganza por haber ofendida a la señora de quien era administrador, también tuvo que huir. 

Establecida como comerciante de trigo vuelve a tener problemas con la justicia tras asesinar durante una pelea a un hombre. Será juzgada y condenada a muerte, si bien salvó la vida en el último momento gracias a que uno de los testigos se retractó de su testimonio. 

Marchará entonces a Cuzco donde vuelve a tener problemas, otra riña, otra muerte, la historia se repite. Pero en esta ocasión mientras trata de huir de la justicia, es detenida. Posiblemente viendo que su fin podía estar cerca, y sabiendo que había tentado ya a su fortuna en demasiadas ocasiones, trama un inteligente plan: solicita audiencia con el obispo. Una vez frente a el, "confiesa" que es una mujer. Tras la certificación genital por parte de dos matronas, deberá cumplir su condena en un convento de Huamanga. 

La peculiar historia de Catalina se hace pública y mientras permanece en Lima dos años cumpliendo su pena, su fama corre como la pólvora. Tras este periodo y tras otro cambio de nombre, siempre de hombre, vuelve a España en 1624, siendo durante este viaje cuando dicta o escribe su historia que será publicada tiempo después y que ha llegado hasta nuestros días. Años más tarde, Juan Pérez de Montalbán, quien fuera discípulo de Lope de Vega escribirá una obra teatral basada en su vida: La monja Alférez. 

Ya en España se entrevistará con el rey Felipe IV, y poco después con el propio Papa quien le concedió permisos para vestir y firmar como hombre. A partir de ese momento la azarosa figura de Catalina parece desvanecerse y mas bien poco se sabe de ella, si bien de los pocos datos confirmados es que volvió a América donde falleció en 1650. 

La interesante vida de Catalina nos plantea muchas preguntas que obviamente quedarán sin respuesta pero que creo que pueden ser interesantes en nuestra contemporaneidad: ¿realmente Catalina se sentía mujer u hombre? ¿tiene realmente esto importancia o es meramente especulación generada por el morbo? ¿tuvo que adoptar el rol masculino para gozar de la libertad de la que como hombre podía disfrutar, o realmente se auto-identificaba como tal? A juzgar por su propia narración en la que habla abiertamente de sus relaciones sexuales con mujeres podríamos afirmar que le gustó el género femenino, pero esto no da respuesta a nuestras preguntas pues bien podría ser que se sintiera mujer y fuera lesbiana. No debemos olvidar que dentro del espectro sexual las posibilidades son múltiples y que no es lo mismo la tendencia sexual que la identidad de género. Una cosa es el gusto hacia un determinado género y la otra la auto-identificación personal dentro -o no- de un determinado género. Lo cual nos podría llevar a otra pregunta siempre abierta al debate: ¿tiene sentido el propio concepto de género?

En el Siglo de Oro lo más probable es que el debate en torno al género no existiera como tal o al menos no desde la perspectiva actual, pero sorprende -no me diga usted que no- que el propio Papa de Roma le concediera permiso a una mujer -biológicamente hablando- de vestir y firmar como hombre.  

En fin, muchas preguntas, muchas ideas que nos muestran una vez más como determinados personajes históricos transgreden el tiempo y que plantean debates absolutamente actuales. Ésta ha sido la historia de Catalina de Erauso, una persona que con luces y sombras supo capear el temporal y sobrevivir a un mundo que desde luego no jugaba a su favor. Una persona que no merece estar casi olvidada.  

+ INFO: HISTORIA DE LA MONJA ALFEREZNATIONAL GEOGRAPHIC, WIKIPEDIA

(1) A lo largo de su vida adoptó varios nombres, todos ellos masculinos, sin embargo me referiré a ella en femenino y con su nombre de pila pues es el género y el nombre que utilizó para referirse a sí misma en su biografía.


Comentarios

  1. Impresionante la historia que nos cuentas esta semana. Como bien dices, parece ficción, es bastante surrealista. Y tanto si se vio obligada a adoptar ese rol masculino para poder disfrutar de la libertad de la que, de lo contrario, está claro que no hubiera podido disponer, como si de verdad se sentía como tal; lo cierto es que todas las preguntas que planteas abrirían debates muy interesantes. Enhorabuena, una vez más, por tu post. Y gracias por ilustrarnos. Un abrazo.

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